miércoles, 2 de junio de 2010

Colombia: A Obama se le enfrío el entusiasmo por el TLC; probablemente se resolverá hasta 2010

Colombia: A Obama se le enfrío el entusiasmo por el TLC; probablemente se resolverá hasta 2010
El presidente Uribe dialoga con Luiz Inácio Lula y Martín Torrijos
Sergio Gómez Maseri
www.portafolio.co.com - 2 junio 2009
El tratado con Panamá ha sido pospuesto al menos para septiembre -cuando se esperaba que estuviese listo en julio- y el de Colombia seguiría después.
Y es que del optimismo que reinaba hace un mes cuando el presidente Barack Obama "desempolvó" su agenda comercial al expresar su intención de mover tratados pendientes con Colombia Panamá, se ha pasado ahora una especie de "calma chicha" que tiene a muchos confundidos.
Incluso, hay desconcierto por declaraciones recientes de funcionarios en su administración, que han regresado al tono crítico y cauteloso que había caracterizado a los demócratas.
El último fue el secretario de Comercio Gary Locke. La semana pasada, durante un foro comercial en Los Ángeles, dijo que el gobierno colombiano debía "resolver" primero el tema de la violencia sindical antes de ser sometido al Congreso.
La misma exigencia de Obama cuando era candidato y de los demócratas en el legislativo. Si bien Locke anunció que ambos países trabajarían juntos para resolver los obstáculos dio a entender que el TLC no estaba, para nada, "a la vuelta de la esquina".
Pero el verdadero baldado de agua para los interesados en los TLC cayó hace diez días durante una audiencia convocada por el Senado para evaluar el TLC con Panamá, que hasta ese día parecía inminente. El tratado de Panamá, dijo Everett Eissenstat, encargado de Comercio en el Departamento de Estado, deberá encajar en un "marco mucho más amplio" de la agenda del presidente y quem, por lo tanto, la administración no estaba lista aún para someterlo a consideración.
"Está claro que en los últimosaños los acuerdos comerciales han sido demasiado divisivos. Queremos cerciorarnos que Panamá no contribuya a ese divisionismo'''', dijo el funcionario. La frase provocó caras largas entres los asistentes, y airadas reacciones de republicanos y de demócratas pro Comercio. Max Baucus, presidente del Comité de Finanzas del Senado, dijo que Obama estaba "dejando pasar una gran oportunidad", mientras Chuck Grassley, republicano de más alto rango, lo catalogó de "burla".
El efecto práctico de sus palabras, le dicen a EL TIEMPO fuentes enteradas, es que Panamá ha sido pospuesto al menos para septiembre -cuando se esperaba que estuviese listo en julio- y el de Colombia seguiría después, probablemente en el 2010.
¿Qué hizo a Obama cambiar de parecer en tan poco tiempo? La respuesta, según la publicación Trade Insider, es muy simple: "El comercio sigue siendo un tema extremadamente explosivo en el Congreso, especialmente ahora que hay crisis económica y la Casa Blanca aparentemente no quiere gastar capital político..., sobre todo cuando tiene otras prioridades como la reforma a la salud o las leyes para enfrentar el cambio climático".
Con todo y lo cierto que eso es no explica el fondo de su ambivalencia pues el libre comercio siempre ha sido un tema controvertido: De hecho, muchas personas habían advertido que si Obama empujaba una agenda comercial corría el riesgo de cometer el mismo error de Bill Clinton en 1992 cuando llegó a la presidencia empujando NAFTA y luego perdió apoyo para aprobar su reforma a la salud y más adelante, en las elecciones del 94, la mayoría demócrata que existía en la Cámara de Representantes.
Y aquí los analistas se dividen. Algunos, como Michael Shifter, del Diálogo Interamericano, creen que Obama necesitaba dejar claro ante el mundo que E.U. no estaba caminado hacia el proteccionismo. Y la mejor manera de hacerlo era anunciando tratados con Panamá y Colombia. Al mismo tiempo, no estaba dispuesto s gastar mucho capital político en ellos.
"Si llegan a fracasar puede decir "lo intente", pero el Congreso no quiso", sostiene el analista. Según Shifter, Obama es genuino cuando dice querer los tratados pero pragmático en términos políticos, donde lo que impera su agenda doméstica. Otros creen que, por el contrario, Obama no midió el profundo rechazo que generaría su propuesta en el Congreso y entre los sindicatos.
Decenas de legisladores anunciaron que se declararían en "rebelión" si el presidente presentaba el TLC con Panamá mientras las centrales obreras amenazaron con usar todo su músculo para frenarlo. Obama, que acababa de sufrir el primer revés ante un Congreso que controla su propio partido cuando le congelaron sus planes de cerrar Guantánamo, tuvo que recular.
"Obama demostró lo novato que es con esa decisión", dice otra fuente en el legislativo. Cálculo maquiavélico o novatada, el resultado es similar: Los TLC regresaron al limbo en el que estaban cuando Obama asumió la Casa Blanca.